martes, 12 de abril de 2005

La Reflexión de la Semana versus el reloj

Me apura el reloj. Estas líneas deben estar listas en escasos minutos. Temo no ser el mismo después.

Intento ezbozar una reflexión que explique todo este tiempo. No la hay. La explicación absoluta y total vendrá después, en algún momento indefinido, sin que la busque siquiera. Me pateará la rodilla y me dirá "¡Ea! ¿Has visto cómo es?". Por el momento no hay más que preguntas.

El reloj se agita ya, expectante.

Las costumbres y las revistas me imponen la noción de un ciclo que termina y otro que comienza: un calendario más, disfrazado de excusa. Reconociendo la falacia, puedo jugar con ella y usarla en mi provecho. Diré entonces que en breve terminará el ciclo de las muchas cosas con las que no he podido amigarme. Diré que está a punto de comenzar un ciclo de renacimiento, donde cada error cometido en el anterior será la semilla de una oportunidad para enmendarlo.

Si tuviera que nombrar a quienes me acopañaron, a quienes realmente me acompañaron (a sabiendas o no), pocos pero fundamentales serían los nombres de la lista. No es el espíritu de estas reflexiones hacer referencias directas, sin embargo; aquí trabajamos con ilusiones, con despistes, frases a medias y recursos confusos. Quienes están en la lista se saben en ella de manera tácita. Quienes se sospechan en ella, probablemente lo estén. A quienes no les importa, su ausencia está asegurada sin que medie rencor alguno, por mera definición.

Fueron particularmente importantes los últimos tiempos. Se han vivido cambios. Hemos conocido a las personas más geniales y a las más recalcitrantes. Hemos sabido distinguirlas. Hemos marcado una línea en la arena en amenaza directa a los Otros; en ocasiones la cruzaron, pero en general comprendieron que el horno no está para bollos.

Tanto caminar me ha traído hasta aquí, y me pregunto si ciertas decisiones fueron acertadas. Como insinuamos en las primeras líneas, la respuesta final vendrá más tarde. Esos interrogantes son, sin embargo, burbujas del alma en constante puja por emerger y explotar. Sé que las decisiones más acertadas se refieren a las personas que elegí conservar a mi lado, y las más aberrantes a personas que alejé o se me escaparon. Nuevamente, las referencias directas no son oportunas, pero en este caso es distinto. ¿Estarán al tanto aquellas golondrinas de invierno de su influencia en mí?

Más preguntas para engrosar el cuestionario que alguien deberá responderme cuando llegue el momento.

Como siempre, el reloj ha ganado la batalla y termino esta reflexión sumergido hasta la nariz en el segundo cuarto. Imposible asegurar ya la integridad de estas líneas. No se siente uno distinto de este lado, pero me aterra pensar que mis sentidos se hayan vendido y me entreguen estímulos adulterados. Me urge la necesidad de mirarme en el espejo y VERME.

Como dijo aquel muchacho perspicaz, no es posible bañarse dos veces en el mismo río. Aplicable ha de ser la figura a todas las cosas.

Dejo en paz a espejos, relojes, metáforas. A los Otros, a los calendarios, al patrón y sus pautas, a la espuma. A la M. Dejo en paz a todo y a todos. Por un momento me permito disfrutar a Beethoven, que le dedica unas notas a una fulana afortunada llamada Elisa. Lo disfruto con los ojos cerrados, como se disfruta un beso. Como un chico, pretendo que la oscuridad me ampara de todos los males. Está bien. Pronto deberé abrir los ojos y comenzar a empujar la rueda como siempre, ver las mismas caras, escuchar los mismos buenos días y los mismos hasta mañana.

Sólo espero que esta vez, cuando abra los ojos, pueda darme cuenta si algo ha cambiado. Espero seguir reconociendo a los canallas. Espero seguir sonriendo por las mismas nimiedades de siempre, encontrando luz en las esquinas más usuales. Espero que todo lo bueno quede. Espero no olvidar.

Amigos, amigas, camaradas, mis queridos chichipíos... me despido. De aquí en más, será otro que desconozco quien les escriba. Confío en que el cambio sea para mejor.


Un beso, un abrazo, un apretón de manos o una caricia, según corresponda.