sábado, 9 de junio de 2001

La Reflexión de la Semana

Basta de urgencias.

Quiero una vida de paz, de largos paseos por la llanura, de paisajes eternos y de música serena. Quiero antiguos caminos que me lleven hacia parajes olvidados, cuya visión sea un recuerdo ajeno transfigurado por cristales de nostalgia. Quiero amores imposibles que me limpien de dolor y realidad, que me eleven en gráciles fantasías de mundos florecientes de caricias y susurros, de miradas perdidas en el alma de profundas simplezas. Quiero acordar una fértil amistad con las criaturas que viven a mi alrededor, brindarles mi presencia y regocijarme en la suya. Aceptar mi condición de efímero y abrazar cada segundo con una lágrima de adiós.

Quiero vivir por y para lo demás, por y para mí mismo, en una comunión tan firme, tan amable y desinteresada que, en el momento de mi partida hacia el país oscuro, cielo y tierra lloren una despedida alegre de lluvia y viento, sol y flores. Quiero que vivir en todos, y sentir la esencia de todos dentro de mí, como incontables voces cantando sin palabras ni música una melodía de confraternidad.

Quiero ser un pasajero alegre y feliz en este mundo; alejarme de él con la certeza de haber aprendido algo, con el orgullo de haber enseñado un poco más, y con la esperanza de que, en algún momento entre la muerte y la eternidad, un ángel rescate mi esencia de la nada y me haga brotar nuevamente a la vida. Pero esta vez como un ave de colores, como una flor en primavera, o acaso tan solo como un amigo de todas las cosas.


P.D.: Saludos a todos. Que tengan un excelente fin de semana, que hagan valer sus horas, y que no olviden el consejo de mi amigo personal Jerry: "Tú eliges cómo vivir tu vida".

Nada más.